La factura de la luz no solo depende de cuánto usamos los electrodomésticos, sino también de cuánta energía necesitan para hacer lo mismo que otros modelos. Aquí entra en juego la clasificación energética: una guía visual que resume, en una sola etiqueta, la eficiencia de cada aparato.

1. Qué es la clasificación energética

La clasificación energética es un sistema estandarizado que ordena los aparatos según la energía que necesitan para realizar su función, comparados con otros productos de la misma categoría. El objetivo es que cualquier persona pueda identificar de un vistazo cuáles son los electrodomésticos que consumen menos electricidad y, por tanto, ayudan a ahorrar dinero y reducir emisiones.

En la Unión Europea, este sistema se materializa en la conocida etiqueta energética, obligatoria para muchos productos que consumen energía o la influyen, como frigoríficos, lavadoras, lavavajillas, pantallas o aires acondicionados, entre otros.

2. De la escala A+++ a la nueva A–G

Durante años, la etiqueta mostraba una escala que iba de la A+++ (más eficiente) a la D (menos eficiente), con varias categorías "A con pluses" que generaban bastante confusión. Muchos consumidores veían varias letras A y asumían que todas eran igual de buenas, cuando en realidad existían diferencias importantes de consumo entre, por ejemplo, A+ y A+++.

Para simplificar y dejar espacio a futuras mejoras tecnológicas, la UE ha regresado a una escala más clara, de la A a la G, donde A es la mejor clase posible y G la menos eficiente. Este reescalado ha hecho que muchos aparatos que antes eran A+++, A++ o A+ ahora aparezcan en clases B, C o incluso inferiores, sin que hayan empeorado; simplemente se miden con un listón más exigente.

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3. Cómo se lee la etiqueta energética

Aunque el diseño concreto puede variar según el tipo de producto, la etiqueta energética europea suele incluir estos elementos básicos:

  • Una escala de letras de la A a la G, asociada a una barra de colores que va del verde oscuro (máxima eficiencia) al rojo (mínima eficiencia).
  • Una flecha negra o marcador que indica la clase concreta del aparato (por ejemplo, "C").
  • Datos cuantitativos de consumo, normalmente en kWh por año o por ciclo, según el tipo de electrodoméstico.
  • Información adicional relevante: capacidad (litros o kg), niveles de ruido, consumo de agua por ciclo, clase de eficiencia en lavado o centrifugado, etc.

En muchos modelos más recientes, la etiqueta también incluye un código QR que permite acceder a información detallada en una base de datos europea. Esto ayuda a comparar productos de forma más precisa y transparente.

4. Qué significa cada letra en la práctica

La letra de la etiqueta no es un valor absoluto, sino el resultado de fórmulas que comparan el rendimiento del aparato con el de otros de su misma categoría. Aun así, se puede hacer una lectura general:

Clase Energética Descripción Consumo
Clase A Los aparatos más eficientes del mercado Consumos muy bajos respecto a la media de su categoría
Clases B y C Electrodomésticos eficientes A menudo equivalentes a lo que antes era la gama alta (antiguos A++ o A+++)
Clases D, E, F y G Productos que cumplen la normativa Consumen de forma moderada a elevada frente a las mejores alternativas

En la práctica, dos frigoríficos de tamaño y prestaciones similares pueden tener diferencias de consumo anuales muy significativas si pertenecen a clases energéticas distintas. A lo largo de la vida útil del aparato, esa diferencia se traduce en varios cientos de kWh y una cantidad apreciable de dinero en la factura.

5. Por qué la eficiencia energética importa tanto

La eficiencia energética de los electrodomésticos es clave por tres motivos principales:

Ahorro económico

Los aparatos más eficientes reducen el consumo eléctrico y, por tanto, el importe de las facturas mensuales. Para un hogar medio, la suma del consumo de frigorífico, lavadora, lavavajillas, horno y climatización puede representar una parte muy relevante de la energía total del año.

Impacto ambiental

Consumir menos energía significa emitir menos CO₂ asociado a la generación de electricidad, lo que contribuye a mitigar el cambio climático. Cada kWh ahorrado cuenta para el planeta.

Regulaciones presentes y futuras

Las normativas europeas de ecodiseño y etiquetado empujan al mercado hacia productos cada vez más eficientes, de modo que los modelos menos eficientes tenderán a desaparecer o a quedar claramente penalizados en la clasificación.

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6. Cómo elegir electrodomésticos eficientes sin perder de vista el presupuesto

Al analizar la etiqueta energética, no se trata solo de buscar siempre la letra más alta, sino de equilibrar coste inicial, uso real y ahorro a largo plazo. Algunas ideas clave:

  • Comparar el consumo anual en kWh entre modelos similares, no solo la letra de la etiqueta.
  • Ajustar el tamaño del electrodoméstico a las necesidades reales del hogar: un aparato sobredimensionado consumirá más de lo necesario aunque tenga buena clase energética.
  • Valorar tecnologías eficientes específicas, como compresores y motores inverter en frigoríficos y aires acondicionados, que mantienen un consumo más estable y reducido.
  • Considerar funciones de ahorro (programas eco, media carga, modos de baja temperatura, temporizadores) y usarlas en el día a día.

Muchas veces, un modelo con mejor clasificación energética puede tener un precio inicial más alto, pero el ahorro acumulado en electricidad a lo largo de los años compensa la diferencia.

7. Trucos de uso para aprovechar al máximo la eficiencia

La etiqueta energética indica el potencial de eficiencia del aparato, pero el uso real marca la diferencia final. Algunos buenos hábitos:

  • Utilizar programas eco en lavadoras y lavavajillas siempre que sea posible.
  • Evitar el "standby" constante, apagando por completo dispositivos que no se estén usando.
  • Cargar de forma adecuada los equipos (ni vacíos ni saturados) para que trabajen en su rango óptimo.
  • Mantener un buen mantenimiento: limpiar filtros, revisar juntas de frigorífico, evitar acumulación de hielo, etc.

Combinando aparatos bien clasificados con estos hábitos, el hogar puede dar un salto notable en eficiencia sin necesidad de renunciar a confort.

Entender la clasificación energética es el primer paso para tomar decisiones de compra inteligentes que beneficien tanto a tu economía como al medio ambiente. La nueva escala de la A a la G ofrece una visión más clara y realista de la eficiencia de los electrodomésticos, incentivando la innovación tecnológica y ayudando a los consumidores a identificar los mejores productos.

Recuerda: no se trata solo de comprar el aparato más eficiente posible, sino de encontrar el equilibrio perfecto entre tus necesidades, tu presupuesto y el ahorro energético a largo plazo. Cada elección eficiente en casa suma, no solo para tu bolsillo, sino para el planeta.